La cosa no pintaba muy bien, casi
la mitad del equipo causaba baja y nos presentábamos en Olesa alrededor de las
10:15 de la mañana del 7 de febrero con únicamente seis efectivos, sin porteros
y con sólo dos defensas puros.
Los chavales, eso sí, no eran
conscientes de la dificultad que este contratiempo suponía.
Las órdenes de Oriol fueron
claras: apretar los DIENTES y presionar, para robar el balón en campo contrario
y lograr el máximo número de oportunidades de gol. Los niños hicieron caso de los
preceptos del entrenador y en menos de cinco minutos ya habíamos marcado el
primer gol por mediación de Roger.
El resto del partido fue más de
lo mismo, nosotros presionando lejos de nuestra portería y creando diversas
oportunidades de gol. En el tercer
cuarto llegaron dos goles más para la Escola Blanc Blava de Sant Joan Despi: un
contraataque de Aleix que culminó él mismo con un chut ajustado al palo (aunque
la jugada era pase al segundo palo para la llegada de Roger) y un nuevo gol de
Roger con anécdota incluida, pues remató un rechace del portero a un lanzamiento
anterior, también de Roger, que causó la caída de un diente del cancerbero.
En el último cuarto, quizás por
el cansancio acumulado (sólo disponíamos de un cambio), el Daina consiguió sus
dos goles (el segundo en los últimos instantes del partido).
En resumen, resultado engañoso,
nos merecíamos más (5-1 quizás hubiera sido más justo) pues mostramos
intensidad, y metimos el pie para que no pasaran balón y jugador juntos.
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